Por los Vericuetos de la Sevilla Cultural a través de las páginas de la revista y las monografías Archivo Hispalense
POR LOS VERICUETOS DE LA SEVILLA CULTURAL A TRAVÉS DE LAS PÁGINAS DE LA REVISTA Y LAS MONOGRAFÍAS ARCHIVO HISPA LENSE 1
Isabel Mª González Muñoz
Con profundo agradecimiento a Pepe Reina, alma mater de la Casa de la Provincia, por sus desvelos desmesurados con todos/as los/as investigadores/as de Sevilla.
Aconseja la sabia voz popular que las personas nos paremos y miremos hacia atrás para comprender la grandeza de lo que nos rodea. Eso es lo que les propongo en esta comunic ación: detenernos para contemplar nuestra metrópolis. Sevilla, ciudad milenaiia, de un amplio espectro cultural en todo el orbe, capital de lo universal durante siglos, archiconocida por todos, esconde, en sus entrañas, auténticas joyas que la hacen aún más cosmopolita. Una de esas alhajas silentes es la Revista Archivo Hispalense que continúa, impertérrita, desde hace más de cien años, tatuando las huellas históricas, literarias y artísticas de su ciudad natal, para mayor grandeza de Andalucía, España y la Humanidad. Intentaré fabularles la particular leyenda de amor profundo entre Sevilla y su revista.
1.- La Revista Archivo Hispalense
La Revista Archivo Hispalense fue el sueño caprichoso de un grupo de intelectuales que se reunían semanalmente en la sevillana Plaza del Duque de la Victoria, nº 7, en la casa solariega que poseía el duque de T’serclaes (D. Juan Pérez de Guzmán y Boza). Junto al mencionado duque, conformaban dicha tertulia los señores Manuel Pérez de Guzmán y Boza (marqués de Jerez de los Caballeros), Francisco Collantes de Terán, Manuel Gómez Imaz, José Gestoso y Pérez, José Vázquez Ruiz, Joaquín Hazañas y la Rúa y José de la Ossa, que ejercía de secretario 2. Juntos fundaron, en 1886, la Sociedad Archivo Hispalense, que tenía por objetivo: «dar a conocer las glorias históricas, literarias y artísticas de Sevilla». Para ello idearon la publicación de una revista que debía cumplir tres objetivos, relatados en la presentación del primer número: En primer lugar: «Salvar un repertorio inmenso de manuscritos de la acción destructora de la polilla y del tiempo que todo lo consume y aniquila». En segundo lugar: «Enriquecer las librerías de los doctos y aficionados con buena escogida biblioteca sevillana para que, sin salir de sus estudios, encuentren todo lo que con hmto trabajo y a costa de grandes dispendios y sacrificios, apenas podrán hallar en las bibliotecas y archivos públicos y particulares». En tercer lugar: «Estimular a los sabios escritores a fin de que, aprovechando el acopio de materiales que les vamos a proporcionar, construyan el suntuoso y magnífico edificio de nuestra historia» 3.
1.1.- El Nacimiento (1886-1888)
El nacimiento de esta revista fue amadrinado por la primavera de 1886, viendo la luz el 15 de mayo, en la imprenta del gran tipógrafo sevillano, D. Enrique Rasco, sita en la calle Bustos Tavera nº l. Su precio: 1.25 ptas. el número, haciendo un total de 30 la suscripción anual, en la Península.
Durante dos años (1886-1888) publicaron dos cuadernillos quincenales que salían los días 15 y 30 de cada mes. Los números iniciales, correspondientes a la primera época, se encuadernaron en cuatro volúmenes que poseían unas características de impresión de lujo: papel de hilo, fabricado en Granada, en pliegos de cuarto común 4 ; tipografía exquisita y cubiertas de color beige claro, con un escudo particular de forma circular que contiene el escudo de Sevilla rodeado de la leyenda: archivo histórico, literario, artístico.
La temática de la misma, como he dicho anteriormente, se recogía sintéticamente en su título: revista histórica, litera1ia y artística. Estaba dividida en varias secciones: artículos, misceláneas y críticas de libros. Como nos señala la actual directora, Dª Carmen Barriga:
«La revista incluilia estudios históricos sobre Sevilla, sus parroquias, sus conventos, monaste1ios y e instituciones; estudios sobre las artes y las vicisitudes que han atravesado, su grandeza y decadencia, y noticias desconocidas de pintores, escultores, vidrieros, imagineros, orfebres y fabricantes de cerámica. También tendrán cabida las antigüedades hispano-romanas y, por supuesto, la literatura, fiel reflejo de la civilización y del saber de los pue blos» 5.
Contó con ciento dieciocho suscriptores en Sevilla, cincuenta y seis en provincias (incluyendo Madrid y Barcelona), tres en París y uno en Londres.
No conforme con la publicación de la revista, este puñado de eruditos bibliófilos quisieron emular la labor realizada por las antiguas academias de letras sevillanas, tan afamadas en siglos anteriores, y, retomando el testigo dejada por éstas, rescatar de la memoria de los archivos, textos vitales para entender la historia de esta ciudad milenaria. Por eso no se limitaron a la edición de la revista sino que junto a ella y hasta 1892, es decir, durante ocho años, editaron más de ciento veinte publicaciones de gran importancia bibliográfica 6. Tal y como afirma Mª de la Concepción Zancada:
«Sevilla, que poseía riquísimos archivos y bibliotecas públicas y privadas llenas de obras, escritas por sus mismos hijos sobre ella, sólo tenía su historia bosquejada. La Biblioteca Colombina, bajo el cuidado de los ilustres y eruditos Capitulares y Prebendados, aumentaba en riqueza día a día con los papeles relativos a Sevilla que adquirían. Y cuando en 1809 el Conde del Águila cedió la parte más escogida de sus manuscritos aumentó considerablemente. Pero aquello no podía quedar sólo para unos pocos eruditos. Había que publicar los temas literarios de manera que pudiesen mencionarlos los estudiosos y críticos. Además, no había que arriesgarse a la pérdida de aquellas preciosidades por la polilla o un accidente cualquie ra. Con esto, también los sevillanos curiosos podrían emprender la gran labor de renovar la historia de su patria. Este es el fin último, y esto no podía conseguirse sin aquellos necesarios prelimi nares. Las historias de carácter más amplio necesitan referirse a muchas obras partic ulares» 7.
Dichas publicaciones consistieron, la mayoría de los casos, en transcripciones de los documentos hallados en los archivos hispalenses, con especial dedicación a los ubicados en la Biblioteca Colombina. Entre los títulos publicados se encuentran los legajos dedicados a la canonización del rey san Fernando, las cartas del marqués de Tarifa, el testamento de Dª Catalina de Ribera o los biográficos del general Francisco Javier Venegas.
Lo que sí me parece cmioso es la activa participación de la mujer en estas labores culturales. Como asevera Toro Buiza:
«Una caractelistica interesante en estas publicaciones, es la aportación de las damas sevillanas a esta obra de cultura. Algunas de ellas no se limitaron a formar parte de los susc1iptores y llegaron en su entusiasmo a costear ediciones. Así la Excelentísima señora doña Mercedes de Hoyos y Hurtado, viuda del Toro, abuela del que esto escribe, publicó el tomo segundo de la Biblioteca de D. Fernando Colón; la Excma. Sª. Dª. Mª del Rosario de la Massa y Candau, Condesa de Valdeinfantes, las Valencianas Lamentaciones, de Juan de Narváez, y la Excma. Señora Duquesa de T’Serclaes, Las coplas de Jorge Mamique» 8.
Esta labor bibliográfica no era sólo del gusto de los fundadores de la Sociedad Archivo Hispalense, debo insertarla en la corriente cultural que emanaba, en la Sevilla de finales del siglo XIX, enmarcada en una época en la que dominaba el positivismo y aparece la necesidad de guardar, con orden, el legado del pasado. De estas mismas fechas son las publicaciones promovidas por la Sociedad Folklórica Andaluza, creada por D. Manuel Machado Álvarez para ahondar en la identidad andaluza y las originadas por la Sociedad de Bibliófilos Andaluces, nacida en 1869, que se dedicaba a la publicación de obras inéditas y la repetición de ediciones agotadas de los hijos de las provincias de la región andaluza.
Este sueño, que duró dos años, quedó adormecido, por falta de liquidez económica. No obstante, la niña mimada de la cultura sevillana del siglo XIX esperaba, paciente, el príncipe que despertara de su letargo.
1.2.- Renacimiento: 1943 9
Cincuenta y cinco largos años, permaneció durmiente la revista hasta que llegó a sus entrañas un joven sevillano, D. Luis Toro Buiza, bibliófilo empedernido y nieto de Dª Mercedes de Hoyos Hurtado 10, y sobrino de D. José de Hoyos 11, colaboradores activos de la primera etapa de la publicación, para despertarla de su letargo. Le propuso a la Diputación Provincial de Sevilla que se hiciera cargo de la renovación de su vida editorial. La junta del patronato del Archivo y Biblioteca de la corporación, bajo la presidencia de Enrique Balbotín Orta, aprobó el proyecto en sesión de 6 de febrero de 1943 12. Desde aquel glorioso año de 1943 hasta nuestro días, 2013, han transcurrido setenta largos años en los que el noviazgo cultural permanece ininterrumpido. Este periodo temporal se corresponde con la llamada segunda etapa cronológica. Muchos han sido los avatares y vicisitudes que han acontecido en nuestra ciudad, región y país que, sin embargo, no han podido acabar con la publicación de esta revista. Creo que es debido a dos pilares fundamentales: 1º el patronazgo de la Diputación y 2º la labor encomiable de sus cinco directores/as y sus equipos de colaboradores. Por ello, les propongo, que reflexionemos un poco, en la labor realizada por cada uno/a de ellos/as a lo largo de las distintas etapas.
Hasta ahora, todos los artículos que han aparecido para abordar la historia de Archivo Hispalense , se han ceñido a la cronología para dividir las épocas. No obstante, setenta años ininterrumpidos de publicación hacen necesaria otra catalogación que nos haga más asequible su comprensión. He creído conveniente suscribir la clasificación que propone, su también directora, Dª Antonia Heredia, al dividirla en etapas atendiendo a su contenido 13 puesto que las características técnicas permanecen inquebrantables desde su aparición en 1886.
1.2.1- Etapa erudita (1943-1968)
Partiendo de la premisa del contenido, señalo un primer periodo denominado «etapa erudita». En ella, la revista se muestra aficionada a las biografías, a los hechos estrictamente locales y está adhelida a una corriente de erudición decimonónica en la que se cree necesaria la trascripción de documentos históricos conservados en distintos archivos y bibliotecas de la ciudad. Esta etapa estará marcada por la dirección de dos directores: D. Luis Toro Buiza y D. Manuel Justiniano.
Dirección de D. Luís Toro Buiza 14 (1943-1960)
D. Luís se hizo cargo de la publicación durante veintitrés años, los que abarcan el periodo de 1943 hasta 1960. Publicó los números 1 al 104, (correspondientes a marzo de 1943 hasta diciembre de 1960).Aunque, a lo largo de estos años, cambiaron los miembros del consejo de redacción, queremos hacer mención a los primeros que se sumaron a este carro ilusionante de la cultura andaluza: Excmo. Sr .D. Ramón de Carranza y Gómez, marqués de Soto Hermoso, presidente de la Diputación; D. Cristóbal Bermúdez Plata; D. Nicolás Díaz Molero; D. Ángel Camacho Baños; D. Juan Candau Candau; D. José Hernández Díaz; D. Joaquín Romero Murube; D. Manuel Justiniano, archivero de la Diputación y D. Federico Villanova Hoppe, secretario de la Diputación.
En la mencionada sesión de 6 de febrero de 1943, se aprobarán los requisitos necesarios para emprender la nueva publicación de la revista. En cuanto al formato se seguiría adoptando el que tenía la revista en su plimera época, llevando en la cubierta el Escudo Archivo Hispalense:
«Tratándose de resucitar una revista antigua cuya presentación era irreprochable, estimamos conveniente procurar reproducir las características tipográficas de aquellas: tamaño 0.0225×0.0026; papel de hilo de la mejor calidad que pueda encontrarse, conservando las barbas; tipo de letra elzeviriano, tamaño 6; márgenes de cuatro milímetros, con algunos adornos en los comienzos de a1tículo e iniciales botánicas y zoomórficas. Números de cien páginas aproximadamente para la publicación trimestral, que formaría al año un tomo de cuatrocientas páginas» 15.
El formato sigue siendo en 4° pero, a diferencia de la primera época, es un 4° prolongado frente al anterior que era común. Se editaron los cinco primeros núm eros en los talleres de Gráficas Sevillanas, calle de Torrejón de Ardoz, 13. A partir del núm ero 17 se edita en la imprenta de la Diputación, Imprenta de la Escuela Provincial de Artes Gráficas, calle san Luís, nº 27 de Sevilla.
Los contenidos seguirían las líneas trazadas por los fundadores, esto es: «trabajos de erudición historia, arqueología, bibliografía, ciencias sociales antiguas, etc Todos los artículos que no tengan sello de investigación y no sean de primera mano, deben rechazarse» 16. Según palabras de su propio director:
«Se quiso seguir la pauta de la primera época, pero procurando dar un alcance universal a las publicaciones, no limitándose sólo a las cosas menudas, sino a temas de Sevilla con resonancia en toda España y también en el extranjero. Ya en el siglo XVI, Sevilla gozaba de una gran fama en el mundo culto, además de por sus riquezas materiales por la espiritual de su preclaros hijos» 17.
En el artículo que abre el primer número, «Sevilla era más callada y mucho más discreta», Toro Buiza comenta que su misión como director será: Para tranquilizar a los doctos y eruditos, debo aclarar que mi misión directiva se reducirá al intento de encauzar y recoger los trabajos dispersos que en la investiga ción se lleven a cabo, con una tenaz resistencia al desaliento 18. Su idea era encabezar a un equipo que trabajaría de forma conjunta para enfrentarse a las dificultades, concretamente a la selección de trabajos y escritos en pro de hacer una publicación eminentemente científica:
«En la labor conjunta que emprenderá esta Dirección del Archivo Hispalense no se me oculta la dificultad con que tropezaremos para hacer una selección de trabajos y escritos de primera mano que le den un interés y un rango en consonancia con la tradicional y primordial importancia que Sevilla, una de las dos Atenas de España, ha tenido en el desarrollo de nuestra cultura».
Haciendo mías las palabras de Antonia Heredia, concluyo que:
«En la segunda época el documento sigue siendo el pilar en el que se fundamentan los mtículos que se publican, pero ya, incluso cuando el propósito sea destacar el interés por un escrito concreto, éste va acompañado de comentarios y análisis críticos e incluso diplomáticos. Los documentos son asimismo estudiados como conjuntos procedentes de instituciones con perspectivas archiví sticas» 19.
Dirección de D. Manuel Justiniano y Martínez 20.
En cuanto a los contenidos de la revista y a su línea editorial, continuó con los objetivos marcados en el periodo del anterior director, editándose con las mismas secciones y dedicando algunos números monográficos a efemérides sevillanas de cierta importancia.
1.2.2. Etapa científica y universitaria (1968-1995)
Después de cinco lustros ininterrumpidos de publicaciones, la revista necesitaba una transformación. A ello se lanzó con entusiasmo, José Joaquín Real Díaz teniendo siempre claro que los aspectos formales eran intocables, no así los de contenidos. De esta forma comienza una cuarta fase, dada en llamarla su inspiradora, Dª Antonia Heredia: «etapa universitaria y científica». Convengo con ella que: En esta etapa las biografías han dejado de ocupar un primer plano, en la que interesa más el papel de la sociedad sevillana, de sus hombres, de sus actitudes, pero sin enmarcarlos rígidamente en Sevilla sino relacionándolos con otros entornos, con otros pueblos. El apoyo documental se logra no en la pieza singular, sino en las series documentales de donde puede extraerse el comportamiento de esta sociedad 21.
Este ciclo estuvo gobernado por dos directores: el anteriormente mencionado D. José Joaquín y su esposa, Dª Antonia Marina Heredia Herrera.
Dirección de D. José Joaquín Real Díaz 22 (1968-1972).
Durante su mandato se editaron veinticuatro números de la revista, los correspondientes desde enero de 1968 hasta mayo- agosto de 1972, números 147 – 169.
Su primer consejo de redacción estuvo formado por: Excmo. Sr. D. Carlos Serra y de Pablo Romero, Presidente de la Diputación Provincial; Excmo. Sr. D. José Hernández Díaz; Sr. D. Jesús Orellana Catalán; Sr. D. Francisco López Estrada; D. Antonio Muro Orejón; D. Luis Toro Buiza; Director Honorario: D. Manuel Justiniano Martínez; el Sr. Secretario de la Diputación Provincial; el Sr. Interventor de la Diputación; Secretario de redacción: D. José Manuel Cuenca Toribio; Administrador: Araceli Shaw García.
Mirando detenidamente este consejo de redacción, dilucido las ideas que apo1taba este nuevo director, joven de treinta y cuatro años que aunaba en su persona la dualidad de ser archivero profesional y profesor universitario de Historia de América. Observándolo veo como cuenta con los dos directores anteriores para, desde la sabiduría que estos aportaban, relanzar la revista por otros vericuetos: los universitarios. Siguiendo en esta línea, abrió sus puertas a colaboradores de otras regiones españolas y extranjeras. Y propulsó un abanico de nuevos temas de investigación entre los que destacan la relación de Sevilla con América latina. Para no dejar cabo sin atar, en 1970 propuso un plan editorial que quedaría configurado en las siguientes colecciones: Arte Hispalense, Monografías de Historia, Literatura, A1te y Ciencias Sociales y Archivos Municipales Sevillanos, todas vinculadas a la revi sta. En 1971, y desde el número 165, regularizó su salida con carácter cuatrimestral, dándole un giro importa nte a la publicación que veía como se asentaban sus bases científicas y de rigor literario.
El destino quiso que la labor comenzada quedara inconclusa porque a los cuatro años de tomar su mandato, concretamente el 11 de enero de 1972, nos dejó de forma abrupta a causa de una grave enfermedad. Las líneas del cambio estaban marcadas, quedaba afianzarlas. Ojeadas, desde la perspectiva del tiempo, convengo que fue una pieza necesaria de vertebración de la revista puesto que sin su aportación habría caído en ostracismo más cruel.
Dirección de Dª. Antonia Marina Heredia Herrera 23 (1972-1995)
Con la pérdida de D. José Joaquín se abría una etapa de cierta incertidumbre. Mas el destino nos tenía preparada una nueva y grata sorpresa. A los dos meses de su muerte, se decidió que tomara las riendas de la señera publicación, su esposa, Dª Antonia Marina Heredia Herrera. Por fortuna de todos los sevillanos e investigadores de hoy, la publicación cayó en manos de una gran profesional, apasionada de su trabajo que por amor, de nuevo este sentimiento parejo a la revista, continuó la labor emprendida por su «maestro», como ella suele denominar a su marido y anterior director. Hizo suyas las nuevas líneas perfiladas y, en marzo de 1972, comenzó una nueva etapa que se prolongaría durante veintitrés años, hasta agosto de 1995. Durante su periodo se han publicado sesenta y seis ejemplares, correspondientes a los números 170 hasta el 236.
Su primer consejo de redacción estuvo compuesto por: Mariano Borrero Hortal, Presidente de la Diputación Provincial; Excmo. Sr. D. José Hernández Díaz; Sr. D. Jesús Orellana Catalán; Sr. D. Francisco López Estrada; D. Antonio Muro Orejón;D. Octavio Gil Munilla; D. José Guerrero Lovillo; D. Luis Toro Buiza; D. Francisco Morales Padrón; Director Honorario: D. Manuel Justiniano Martínez; el Sr. Secretario de la Diputación Provincial; el Sr. Interventor de la Diputación; Secretario de redacción: D. José Manuel Cuenca Toribio; Administrador: Araceli Shaw García.
Esta mujer inquieta y cultísima ha sido el mejor regalo que hemos tenido los sevillanos porque no ha dejado de indagar y abrir nuevas perspectivas para tan singular publicación. Así, ha potenciado, canalizado y organizado la descripción del patrimonio documental de los ayuntamientos de la provincia; fomentó la difusión de la misma llegando a tener más de cuatrocientos susc1iptores, entre sevillanos, españoles y extranjeros, más los ochenta en calidad de intercambio con instituciones y universidades dentro y fuera de España; propuso el pago de derecho de autor a los colaboradores excepto las de los miembros del consejo de redacción; desarrolló el concurso de investigación «Nuestra América»; junto con Manuel Rincón, en el congreso de Pamplona de 1988, propuso la creación de la Asociación del Servicio de Publicaciones Universitarias, perteneciendo a ésta el Archivo de la Diputación por haber sido su propulsor.
En esta fase, se editaron una serie de tomos monográficos referidos a las siguientes efemérides: Monográfico sobre la historia de Osuna (nº 189-190, 1979); III centenario de la mue11e de Murillo (nº 195, 1982); 11 centenario de la creación del Archivo de Indias (nº 207-208, 1985). En 1984, potenció la publicación de un índice actualizado de la revista desde el nº 1 hasta el nº 200, incluyendo los cuatro primeros tomos, elaborado por Clarines Rodríguez Waflar y Alicia Treviño Martín. Y, en 1986, con motivo del centenario de la revista, se reeditaron, en forma de facsímiles, los cuatro tornos correspondientes de la primera época, los publicados entre 1886-1888.
La directora consiguió, en palabras de López Estrada, que la revista fuera la «fuente más fiel y continua para la noticia de la vida intelectual sevillana de este siglo en cuanto a los estudios históricos».
1.2.3.- Etapa Digital (1995-2013)
En esta última época, que he dado en llamar la ‘etapa digital’, la revista ha tenido que enfrentarse a las nuevas tecnologías y a los cauces impuestos por los comités científicos del mundo de la investigación. Tenía que crear un enlace directo del siglo XXI, impregnado de nuevas tecnologías, con el mundo erudito del siglo XIX, (compuesto por bibliófilos, folkloristas, profesores y periodista), sin desdeñar la profundización científica del siglo XX. O lo que es lo mismo, el reto consistía en traer las páginas de la revista desde la tradición de un pasado irremplazable hasta el acuciante presente. Un resultado de esta naturaleza no se obtiene de forma gratuita. Ha necesitado del esfuerzo y el trabajo de grandes profesionales dirigidos por su actual directora, Dª Carmen Barriga Guillén.
Dirección de Dª. Carmen Barriga Guillén 24 (desde 1995 hasta la actualidad).
Durante su mandato se han editado, hasta la actualidad, cuarenta y seis números, de la revista (nº 237 -287), correspondientes a septiembre de 1995 y diciembre de 2011.
El primer consejo de redacción estuvo formado por: Alfredo Sánchez Monteseirín, Presidente de la Diputación, León Carlos Álvarez Santaló, Antonio Miguel Berna} Rodríguez, Bartolomé Clavero Salvador, Carlos Colón Perales, Antonio Collantes de Terán Sánchez, Juan Bosco Díaz Urmeneta, Antonio Domínguez Ortiz, Manuel González Jiménez, Juana Gil Bermejo, José Hernández Díaz, Antonia Heredia Herrera, Francisco Morales Padrón, Víctor Pérez Escolano, Pedro M. Piñero Ramírez, Rogelio Reyes Cano, Salvador Rodríguez Becerra, Juan Miguel Serrera Contreras, Esteban Torre Serrano, Enrique Valdivieso González, Alberto Villar Movellán, Florencio Zoido Navarro y Concepción Arribas Rodríguez. En los últimos números, para adaptarse a la normativa vigente sobre publicacion es científicas, la revista cue nta con un consejo asesor 25, con un consejo de redacción 26 y con un equipo técnico 27.
En cuanto al formato, se ha cambiado la maquetación de la revista, mejor ando la calidad del papel y la encuadernación, sin perder su diseño original.
Con respecto a los contenidos, se ha dado acceso a investigaciones más locales, publicando las actas de jornadas de historia de algunos municipios.
Asimismo, se han conseguido alcanzar treinta de los treinta y tres indicadores de calidad que se exigen para que una revista de estas características sea considerada científica (Latindex, Rebiun, Cindoc): evaluadores externos a la revista, consejo asesor y de redacción, normas de presentación, resúmenes y palabras claves en español e inglés, etc.
Otro de los logros conseguidos con la actual directora es la digitalización de la revista, la cual puede consultarse a través de algunas páginas de internet, con la ventaja que supone para la difusión de los contenidos a todas las partes del mundo y la proyección cultural de la ciudad a millones de usuarios de la red. Entre esas páginas, subrayo la de la propia Diputación (www.dipusevilla.es) y la de Dialnet (www.dialnet.es), plataforma de recursos y servicios documentales de la Universidad de la Rioja, que representa la mayor hemeroteca de ai1ículos hispanos en la red, en la que se encuentra un completo vaciado de los índices de sus artículos desde el primer ejemplar, de 1886, hasta el último, correspondiente al año 2010.
En una época, en la que tan desprestigiados están los funcionarios, hemos comprobado que gracias a la eficiencia en su trabajo y el amor a la tarea bien realizada han conseguido el milagro de la pervivencia de una revista científica y erudita que ha llevado y llevará el nombre de Sevilla por todos los rincones del mundo.
2.- Concurso de Monografías Archivo Hispalense
Pero la revista no sólo se quedó en ella misma sino que procreó. Tal y como fraguaron sus fundadores, sus páginas habían de servir para impulsar nuevos proyectos culturales relacionados con Sevilla. Como aclara Antonia Heredia: Archivo Hispalense a lo largo de esta andadura ha proy ectado su acción.fuera de sus páginas convirtiéndose en motor impulsor y generador de múltiples y variados proyectos que han ido materializándose y adquiriendo una personalidad propia, pero siempre fieles a aquella definición de principios y fines con que se fundó. Propósitos históricos, biblio gráfi cos y documentales 28.
Los miembros de su consejo de redacción se preocuparon, desde su reedición en 1943, por vertebrar un vehículo de patrimonio doc umental en el que se viera reflejada la historia profunda de la ciudad y su relación con el resto del mundo. De este modo, el poeta, Joaquín Romero Murube, y el rector de la Universidad Hispalense, José Hernández Díaz, propusieron, a sus compañeros de equipo, la creación de un concurso de monografías intitulado, del mismo modo que su progenitora. En la sesión de 8 de agosto de 1944 se aprobó, por unanimidad , la propuesta de crear dicho concurso. Según se recoge en el libro de actas:
«Se aprobó por unanimidad la propuesta de los Sres. Hernández y Romero Murube, articulando el concurso de premios y trabajos en la Revista, tal como se copia a continuación, con las ligeras modificaciones de señalar como plazo máximo hasta el treinta y uno de enero de mil novecientos cuarenta y cinco; ampliar en cuanto a la materia de los trabajos que se puedan refe1ir al antiguo reino de Sevilla, y que sean tres los jurados para los trabajos litera1ios, artísticos e históricos, respectivamente, con el incremento de alguna que otra aclaración de tránsito.
La propuesta es como sigue:
Los que suscriben, vocales de la Junta del Patronato del Archivo y Biblioteca Provinciales, crean tres premios, de tres mil pesetas cada uno, para galardonar a las tres monografías de carácter histórico, literario y artístico, de temas y personajes sevillanos, que se presenten a este ce11amen y sean merecedores de esta distinción.
Los trabajos han de ser, rigurosamente inéditos, y, se presentarán en el registro de la Excma. Diputación, hasta las doce horas del día treinta de septiembre del corriente año.
Los autores presentarán los trabajos escritos a máquina y con carácter anónimo, señalados con un lema, y en sobre adjunto, donde este figure también, sr hará constar el nombre y apellidos del autor, así como su domicilio.
Un jurado de especialistas juzgará los trabajos presentados y atenderá al mérito absoluto de los mismos pudiendo declarar desiertos los premios.
Los trabajos premiados serán de propiedad de la junta, pudiendo publicarlos en la forma que estime conveniente y en el número de ediciones que decida.
Los trabajos no premiados que merezcan la publicidad, serán galardonados con accésit, reservándose la junta la facultad de publicarlos en el Archivo Hispalense, y en una sola edición, abonando a sus autores las tarifas establecidas para los artículos que en dicha Revista se insertan. La Junta, no obstante, resolverá. Sevilla diecisiete de marzo de mil novecientos cuarenta y cuatro. José Hernández Díaz y Joaquín Romero Murube.
Se facultó al Director del Archivo para dar publicidad, que se procurará sea la mayor posible al concurso» 29.
El primer premio se falló el 5 de abril de 1945, ocho meses después de haberse convocado. Según se especifica en acta de la sesión:
«Yo, el secretario di cuenta de que, habiendo transcurrido con exceso el plazo de presentación de monografías al concurso convocado en nombre de la revista Archivo Hispal ense, se sometieron a conocimiento de los tres jurados designados al efecto los trece trabajos presentados, cuyos lemas y clasificación se copian a continuación: De carácter histórico: l.- Lema: MIO; 2.- ¡Al-Lah Akbati!; 3.- Omnia non properanti…; 4.- Parte de España, más mejor que el todo; 5.- Un cadalso en la Plaza Mayor de Sevilla; 6.- in labore requies. De índole literaria: 7.- Constans et perpetu voluntas; 8.- Rosario; 9.- Monardes; 10.- Festina Lente. De tema artístico: 11.- Pictor coeli; 12.- Algo que se va; 13.- Esto confirma.
Inmediatamente procedí a la lectura de las tres actas de los jurados, y la Junta, por aclamación, aceptando las propuestas de los mismos, acordó [f. 46v.] discernir los premios a los trabajos que se relacionan cuyos autores, asimismo, se especifican: monografía histórica, premio de tres mil pesetas, a don Antonio Domínguez Ortiz, catedrático con destino en Granada, por el trabajo señalado con el número seis, titulado Orto y ocaso de Sevilla.
De clase literaria, premio de tres mil pesetas, al Excmo. Sr. Don Ángel González Palencia, académico y catedrático con residencia en Madrid, autor del que lleva el número séptimo y trata de Un sevillano en Madrid. Don Juan Curie!, juez de imprenta.
De índole artística don Hipólito Sancho, del Puerto de Santarnaría, cuya monografía, marcada con el número trece, versa sobre Alejandro de Saavedra, entallador. Su persona y su obra, el premio de tres mil pesetas.
Se otorgaron accésit al trabajo número cuatro (histórico) La cárcel Real de Sevilla, del que resultó autor don Carlos Petit Caro, con residencia en esta capital y al número diez (literario), obra del Sr. Francisco Chevalier, que estudia la Vida y costumbres del gran puerto a través de las novelas del Siglo de Oro» 30.
Dado el éxito obtenido en este primer concurso, se decidió que se convocara otro para el año siguiente, en estos términos:
«Considerando la junta el éxito obtenido en el concurso resuelto, a propuesta de su presidente, acordó convocar otro, que ha de tener lugar en el año actual, otorgándose – iguales premios- si la comisión provincial acepta la propuesta y habilita crédito- y concediéndose de plazo hasta el treinta de noviembre. Iguales bases que se utilizaron en el anterior pueden emplearse, con la adición de expresar en la primera que las monografías habrán de ser de investigación, y hacer constar claramente que cuantos se presenten al concurso se comprometen a aceptar las bases en su totalidad, conformándose con el premio que la Junta les otorgue». [Fdo. Manuel Justiniano y Martínez, secretario] 31.
Hace sesenta y nueve años se viene celebrand o, de forma ininterrumpida, este concurso científico que mantiene vi va la llama de los investigadores de varias generaciones. Leyendo las bases publicadas para la convocatoria de este año, compruebo que son prácticamente las mismas que las expuestas en 1944, matizando en cuanto a la presentación, que hoy se pide de forma digital, y sobre los temas, que actualmente son libres, frente a los propuestos en épocas pasadas. Así, por ejemplo, los temas formulados en 1947 fueron: acordándose en definitiva convocar el Concurso bajo los siguientes temas: de carácter histórico: Legislación social de los Cristianos, judíos y musulmanes del Reino de Sevilla en el siglo XIII. De carácter literario: romances y canciones de los cristianos, judíos y musulmanes del reino de Sevilla en el siglo Xlll. De carácter artístico: Artes bellas e industriales de los cristianos, judíos y musulmanes del reino de Sevilla en el siglo XIII 32. En los últimos, se ha añadido un apéndice más al concurso puesto que también se premian monografías refelidas a las Ciencias Sociales.
Los temas, así como los autores, premiados son ingentes. Todos ellos con un denominador común: el análisis pormenorizado de la realidad cultural de Sevilla, basado en un concienzudo trabajo de investigación profunda.
3.- Aportaciones de ambas en el devenir cultural de Sevilla
Desde hace ciento veintisiete años, Archivo Hi5palense, acude periódicamente a su cita con el público. Han cambiado las mentalidades, las formas de entender la vida, las personas, los intereses, los regímenes políticos, incluso la fisonomía de su ciudad natal, pero ella se conserva fresca y lozana , prestando un señalado servicio a las letras sevillanas, premisa para la que nació. Ha conseguido pasar todos los escollos que la han sorprendido en la senda de su dilatada vida hasta tal punto que los investigadores, de temas sevillanos, de los siglos XIX, XX y XXI han de consultarla sea cual sea la vertiente humanística de sus estudios. Ella, aparece citada en la inmensa mayoría de los libros que versan sobre Sevilla. Y ha conseguido hacerse hueco en todas las grandes bibliotecas del mundo, incluida la del Congreso de los Estados Unidos de América, que tienen, en sus anaqueles, los cuarenta y cinco tomos publicados hasta nuestros días. La revista Archivo Hispalense y su retoño, el concurso de monografías, son las llaves que hablan del verdadero espíritu sevillano culto de todos los tiempos, ese que permanecerá más allá de las connotaciones folklóricas con la que se relaciona todo lo andaluz. Representan una gesta imbatible de personas profesionales, enamoradas de su trabajo y unidas por su pasión por Sevilla. Aunque lo más importante, es que no hablo de ellas como entidades inertes, sino que tienen una fuerza y una vitalidad que superarán a los hijos de esta generación.
4.- Bibliografía
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